miércoles, 5 de agosto de 2015

Tú y yo y la triste historia de tu cuerpo sobre el mío


No recuerdo bien en qué ciudad estábamos, da igual. Estábamos tú y yo y la triste historia de tu cuerpo sobre el mío. Creo que Marwan sonaba en algún rincón de aquella habitación. Mis piernas desnudas se enroscaban en las tuyas. Tus dedos desfilaban perfilando mi cintura. Nuestras bocas entreabiertas se buscaban, querían otra danza de lenguas. Otro ataque de tus dientes tirando de mis labios. Tu cuerpo llamaba al mío, lo atraía, y yo no encontraba la forma de resistir ese impulso que me llamaba a aferrarme a tu espalda. Eras magnético y yo tu polo opuesto, luchando por mantenernos cerca cuando una fuerza mayor nos quería separados. Encajábamos tan bien y tan mal.
Llevábamos error marcado a fuego en nuestras pieles. Error en cada beso, en cada caricia, en cada vez que nos fundíamos en uno. Error que nos corría como lava por las venas, como una droga a la que no podíamos renunciar aunque sabíamos que acabaría por destruirnos. Todo lo nuestro era un error. Éramos un error, un fallo en el sistema. Éramos un fóllame susurrado al oído. Un polvo en la ducha y tres meses sin vernos. Éramos una fuerza suprema, la incapacidad de no tocarnos cuando nos teníamos cerca, una explosión de sentidos, un corazón que implosiona una y mil veces y nunca vuelve a ser el mismo. Éramos una colección de cicatrices que se superponían sin encontrar espacio libre para una nueva herida. Éramos guerreros en una batalla de cuerpos colisionando. Corriendo hacia la contienda sabiendo que vamos a salir perdiendo, que las heridas nos desangrarán una vez más.
Pero la tregua no iba con nosotros, ese era nuestro error, uno de ellos. Otro más. Como querernos tanto y tan mal. Como creernos que lo nuestro era sólo físico, que nadie sufría cuando el encuentro se acababa y cada uno por su lado, fingiendo que poco importa que haya otros besando, acariciando, follando... Aparentando que no duele la certeza de que jamás seremos uno del otro, que el error no quema, la herida no sangra...
Y aquí estamos, mirando al techo de esta habitación de pensión, con Marwan cantándole a un amor que los dos decimos no sentir. Tragándonos el orgullo y el dolor con nuestras piernas entrelazadas, nuestras bocas devorándose, las manos memorizando cada rincón de nuestras anatomías para guardarlo en el recuerdo hasta la próxima vez que tu cuerpo baile sobre el mío.

2 comentarios:

  1. Me encanta, creo haber entendido el mensaje. Aunque sabemos que es un error, que no es correcto, algo nos lleva a seguir cometiendolo. Es muy humano.

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  2. El sexo algunas veces no es la mejor solución para las cosas pero sí muchas veces nos lleva a él la locura del momento, yo cuento Técnicas de sexo para aquellos que les gusta el sexo, besos

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Gracias por leer.

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